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Unos poemas de Wislawa SzymborsKa (Nobel de Literatura)

RETRATO DE MUJER

Debe ser a elección. Cambiar para que no cambie nada. Es fácil, imposible, difícil, vale un intento. Sus ojos son, si cabe, una vez azules, otra vez grises, negros, alegres, sin causa llenos de lágrimas. Duerme con él como una cualquiera, única en el mundo. Le parirá cuatro hijos, ningún hijo, uno. Ingenua, mas la que mejor aconseja. Débil, mas podrá con el peso. No tiene cabeza, pues la tendrá. Lee a Jaspers, y revistas de mujeres. No sabe el porqué de este tornillo y construirá un puente. Joven, como siempre joven, todavía joven. Sostiene en sus manos un gorrión alirroto, su propio dinero para un viaje largo y ajeno, un mazo, una compresa y una copa de vodka. ¿A dónde corre? ¿no está cansada? Que no, un poco, mucho, no pasa nada. O le quiere o se empeña. Por lo bueno, por lo malo y por el amor de Dios.

Prospecto

Soy un tranquilizante. Funciono en casa, Soy eficaz en la oficina, me siento en los exámenes, Comparezco ante los tribunales, pego cuidadosamente las tazas rotas: sólo tienes que tomarme, ¡ disolverme bajo la lengua, tragarme, sólo tienes que beber un poco de agua.

Sé qué hacer con la desgracia, cómo sobrellevar una mala noticia, disminuir la injusticia, iluminar la ausencia de Dios, escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara. A qué esperas, confía en la piedad química.

Eres todavía un hombre (una mujer) joven, deberías sentar la cabeza de algún modo. ¿Quién ha dicho que la vida hay que vivirla arriesgadamente?

Entrégame tu abismo, lo cubriré de sueño, me estarás agradecido (agradecida) por haber caído de pies.

Véndeme tu alma. No habrá más comprador.

Ya no hay otro demonio.

NADA DOS VECES

Nada sucede dos veces ni va a suceder, por eso sin experiencia nacemos, sin rutina moriremos.

En esta escuela del mundo ni siendo malos alumnos repetiremos un año, un invierno, un verano.

No es el mismo ningún día, no hay dos noches parecidas, igual mirada en los ojos, dos besos que se repitan.

Ayer mientras que tu nombre en voz alta pronunciaban sentí como si una rosa cayera por la ventana.

Ahora que estamos juntos, vuelvo la cara hacia el muro. ¿Rosa? ¿Cómo es la rosa? ¿Como una flor o una piedra?

Dime por qué, mala hora, con miedo inútil te mezclas. Eres y por eso pasas. Pasas, por eso eres bella.

Medio abrazados, sonrientes, buscaremos la cordura, aun siendo tan diferentes cual dos gotas de agua pura.

Posibilidades

Prefiero el cine. Prefiero los gatos. Prefiero los robles a orillas del Warta. Prefiero Dickens a Dostoievski. Prefiero que me guste la gente a amar a la humanidad. Prefiero tener a la mano hilo y aguja. Prefiero no afirmar que la razón es la culpable de todo. Prefiero las excepciones. Prefiero salir antes. Prefiero hablar de otra cosa con los médicos. Prefiero las viejas ilustraciones a rayas. Prefiero lo ridículo de escribir poemas a lo ridículo de no escribirlos. Prefiero en el amor los aniversarios no exactos que se celebran todos los días. Prefiero a los moralistas que no me prometen nada. Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula. Prefiero la tierra vestida de civil. Prefiero los países conquistados a los conquistadores. Prefiero tener reservas. Prefiero el infierno del caos al infierno del orden. Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas del periódico. Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas. Prefiero los perros con la cola sin cortar. Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros. Prefiero los cajones. Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado a muchas otras tampoco mencionadas. Prefiero el cero solo al que hace cola en una cifra. Prefiero el tiempo insectil al estelar. Prefiero tocar madera. Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo. Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad de que el ser tiene su razón.

De “Gente en el puente” 1986

Alabanza a mi hermana

Mi hermana no escribe poemas y es improbable que de pronto comience a escribir poemas. Le viene de su madre, que no escribía poemas ,y de su padre, que tampoco escribía poemas. Bajo el techo de mi hermana me siento a salvo: nada impulsaría al marido de mi hermana a escribir poemas. Y aunque suene como un poema de Adam Macedonski, ninguno de mis parientes se ocupa de escribir poemas. En el escritorio de mi hermana no hay poemas viejo sni nuevos en su bolso. Y cuando mi hermana me invita a cenar, sé que no tiene intenciones de leerme poemas. Hace magníficas sopas sin esfuerzo, y el café no se derrama sobre sus manuscritos. En muchas familias nadie escribe poemas, pero cuando lo hacen, rara vez es sólo una persona. Algunas veces la poesía fluye en cascadas de generaciones que ocasionan temibles corrientes en las relaciones familiares. Mi hermana cultiva una prosa hablada decente, pero toda su producción literaria está en tarjetas postales veraniegasque prometen la misma cosa cada año: que cuando vuelva me contará todo, todo, todo.

Amor a primera vista

Ambos están convencidos de que los ha unido un sentimiento repentino. Es hermosa esa seguridad, pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían no había sucedido nada entre ellos. Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles si no recuerdan -quizá un encuentro frente a frente alguna vez en una puerta giratoria, o algún “lo siento” o el sonido de “se ha equivocado” en el teléfono-, pero conozco su respuesta. No recuerdan.

Se sorprenderían de saber que ya hace mucho tiempo que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba, que se interponía en su camino y que conteniendo la risa se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales, pero qué hacer si no eran comprensibles. ¿No habrá revoloteado una hoja de un hombro a otro hace tres años o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado. Quién sabe si alguna pelota en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres en los que un tacto se sobrepuso a otro tacto. Maletas, una junto a otra, en una consigna. Quizá una cierta noche el mismo sueño desaparecido inmediatamente después de despertar. Todo principio no es mas que una continuación, y el libro de los acontecimientos se encuentra siempre abierto a la mitad.


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