Pablo D. Madrigal
Nacido en San José en 1997. Es egresado del Conservatorio de Castella.
Es músico y compositor en la banda Parabólica.
Pertenece al grupo Poiesis desde enero del año 2015.

Necesito un Poema
Hoy en serio necesito un poema
salvaje o en cautiverio,
podría ser para amar
o para odiarlo todo
necesito un poema filoso
para cortar los hilos
y ser un títere autómata.
Escrito en tela;
venda para la herida
que abre una navaja infiel,
o solo para cubrirme los ojos
y evitar esta lágrima.
Ojalá un poema
ligeramente almidonado
que no contraste con mi voz,
y tal vez
sin palabras caprichosas
complicando lo simple.
Preciso dos poemas con agua
antes de dormir
y otro caliente sin azúcar
al despertar.
Para golpear,
esquivar golpes
y para mantener la calma
cuando llueva y se moje la ropa.
Necesito cuatrocientos cincuenta mil poemas
para pagar el agua,
la luz,
y el alquiler.
Pero me conformo con uno
que dé sentido a todo esto.
En esencia,
un solo poema para existir.
Lástima que hoy
no ando inspirado.
Nadie sabe lo azul que están sus versos
A
Soñó que soñaba; soñó que nacía
crecía y lograba fluir.
La montaña en que vivió
fue tan solo otra vértebra
de un ser oscuro y caníbal
pero eso no interesaba tanto.
Él fundía, lloraba,
brumaba, hervía
en cualquier laguna
con ilusión de bajar al mar.
Hasta que al tiempo engañó una serpiente
para morder el espejo del cielo
y justo cuando más nos decía ¡Siempre lo mismo!
B
Soñé un sueño de águila;
y por volar alto perdí el camino.
La rama en la que he muerto
fue un planeta que nunca tuvo órbita.
Pero al fin se despierta
con una calma alarmante, nos busca
y solo para decirnos ¡Nunca será lo mismo!
Una simbiosis
A priscilla hijadealgo.
La copla es un niño que corre,
es un viejo que fuma
y esquiva el humo que expresa
ya que no esculpe la verdad,
sino más bien le dibuja una duda.
La copla besa los átomos,
quiebra las galaxias
y disloca los huesos de su lengua
para poder hablar con matices,
al menos por un rato.
La copla no se frena,
no delira,
creó una extraña simbiosis con la tinta
y ha perdido la razón de su nicho,
por eso hoy choca entre las masas.
Anatomía de un encuentro breve
De pronto entendí todo
aun sin quererlo entender
y es porque cuando se calla
logra al fin decirlo todo.
Preludio y Fuga
Cuando soldan palmas y funden nudillos las cosas dejan de estar en presente
simple: -¡Noto que me nota!-. Las orugas bombardean los pasillos del abdo-
men mientras mariposas lo sobrevuelan kamikazmente. Llueve agua fría,
ácida, dulce, picante, insípida, fermentada, semidescremada y parti-
cularmente acuosa (¿dónde ves en mí algo que no detestes aho-
ra?). Cuando estrangulan dedos y sincronizan sus pulsos todo
deja de estar en pasado perfecto: -¡Noté que me notó!-. La
luna se recuerda como un satélite iluminado, mistifica-
do y dedicado al vicio interés del agrado. Cada
oración la mutilo hasta tener solo
pedacitos de letra
entre
los
dedos (y
en fin, fui algún tipo
de astilla, clavo, espina, espini-
lla, araña de baño, sombra
rara y entre tantas me-
tamorfosis lo más
cuerdo y sano fue
terminar mi
preludio y
fugar-
me)