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Lucía Paula López

Nace en San Carlos. Vive actualmente en San Ramón. Trabajó para el Ministerio de Educación y para el  Ministerio de Agricultura en el Departamento de Capacitación como Oficial de Becas. Escribe poesía, cuento y narración. Llevó cursos de pintura en UCR en Figura Humana y ha participado en exposiciones de pintura en Los tribunales en Ciudad Quesada e Instituto Tecnológico en Santa Clara de San Carlos.

Da clases privadas de pintura y muchas de sus obras se encuentran en residencias y coleccionistas en Estados Unidos. Desde hace unos cinco años es participante activa en el Grupo Taller Literario Poesía, pertenece a Ceniza Huetar en San Ramón y hace unos meses se integró al Grupo Literario Poiesis en San José.

REFLEXIÓN

 

Cae la noche en el oscuro embudo del horizonte,

mientras  una bandada de pelícanos alcanza su refugio

y mi tristeza se sienta en un pupitre.

 

Los pies sobre la arena justifican mi pecado,

el mar absuelve mi conciencia,

mientras trazo crucigramas en tu cara,

un bote mecido por los recuerdos

enciende tus pupilas orladas de erotismo.

 

La tarde ahoga con sus rezos la sombra escuálida

de los cocoteros,

no te he amado escarchada de sal y arena,

no te he amado aún con  la plenitud de los inviernos,

no te he amado nunca…

 

No se si el amor llegó remando en la marea,

si una cuita de gaviota es la firma de un decreto

o es la bita donde el ancla se aferra.

 

Veo a mis manos igual que a dos tenazas viejas

en un ritual de versos amasados de claroscuros,

Canfineras encendidas a lo lejos,

tus ojos de pescado y mis ojos muertos.

 

Podría decirte que lo triste de todo esto

ha sido amarte regateando los espacios,

los minuteros descompuestos,

un teléfono inoportuno

y tu falo con cerrojos.

 

Confieso, el amor me entró garabateando,

con faltas de ortografía y mala redacción,

sin reglas gramaticales ni cuadernos de asistencia,

en una aula de un pupitre y sin maestro.

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