Jorge Araya Garita
Bibliotecólogo
Universidad Estatal a Distancia, Costa Rica
Fecha de nacimiento: 28/12/1963
Lugar de nacimiento: Turrialba, Cartago, Costa Rica
Pertence al Grupo Literario Poiesis desde finales del 2016.
Correo: jarayag@uned.ac.cr
Escribe poesía con preferencia por los temas humanistas.

Posesión
Colgué su enagua en mis sueños,
con sigilo tendí su blusa de tafetán opaco
en las púas del dolor.
Entre sus escápulas desoladas
deslicé aquel sostén;
tensado de ayeres.
Fue una locura bajar a su monte,
plegar aquel encaje y descubrir
que era el primero en develar su vulva.
Mis dedos recorrieron su firmeza,
la masturbé con la lentitud
de un sufrimiento enclaustrado
hasta que su éxtasis fluyera en mí.
Volví a subir,
tomé sus senos que amenazaban
desde su pináculo hasta mi sombra.
Clavé mi mirada y fuimos uno,
te he poseído maldita angustia.
Mi Cueva
Soy el tímido roedor y socavo en mi cueva
los laberintos del arco iris
para quien guste posar su angustia
o el más frágil secreto.
Me alimento de verbos que otros desprecian,
y de la salida brotan letras de mi caleidoscopio.
En mi soledad escucho pasos sobre mi cueva;
algunos cansados de arrastrar cadenas,
otros firmes moldeando la tierra.
En las oscuranas percibo luciérnagas
saliendo en espiral de los huertos,
no sé si será el gas fotosíntesis
o el murmullo de difuntos que siguen
persiguiendo un sueño .
No me asusto, me asustan los “vivos”
que creen que la superficie es muy grata
y no dan sombra; ni dejan huella.
Dicotomía
Existo, si puedo pensaré luego.
Vivo viviendo, y si me dejan,
moriré el día elegido.
Me buscaré y me encontraré,
para no buscar lo que no he perdido;
ni perder tampoco lo que no he ganado.
Me amo, para no querer
ni sufrir cuando llegue el desdén
de los que juraron amarme.
Todo está en orden,
en el desorden ordenado
por mi inmanencia y mi destino
No hay llanto ni queja,
escribo para no leer a los eruditos
que exigen un lugar sagrado
precisamente donde los alcanzará
sin más preámbulo ni telones
la despedida de sus desaciertos
Entonces el reloj seguirá sumando
sin contar conmigo, ni con nadie,
y la claraboya con sus claroscuros.
nos mirará ya impotentes
entonces nos absorberá la misma tierra
que creímos ilusos poseer.