Humedecida en besos

​

La humedecida en besos,

la que a voces declara la ola vencida 

en tus cavernas,

misterios que hilaste en el tiempo

y que agolpan la marea trenzada de desaciertos y sombras,

te delira.

 

¡Ven, abre la puerta!

Desgráname primaveras jugosas

como el lugar inesperado  

del néctar  en tus labios

en  esa flor que espera 

a no ser fielmente abandonada. 

 

Tú ,

qué me invocas como el vino,

derramada en tu cuerpo

como criatura perdida

alucinando estas caderas,

hurgando en el lienzo que te hace hombre.

Déjame beberte en cada una de las gotas

que exilias de tu cuerpo 

ensimismado de este placer

cuando nos encontramos.

 

Y  ahora con mis manos

 avivadas de acertijos, 

 susúrrame  o encierra 

esa circunferencia perfecta

que recoge esta vida

entre la  miel y el arándano,

entre el canto y  la oscuridad

y siembra  la esperanza y la noche 

en este vientre  de pan.